AUTITOS EN LA CABEZA
Drecho a ser amado y cuidado
u
Carlitos no era un niño muy limpio que digamos. Y la verdad es como sus padres siempre estaban muy ocupados en cosas importantes cada día su mamá, al salir apurada a su trabajo de secretaria, le recordaba.
-¡Carlitos! Báñate tu solito, ya que eres grande y puedes hacerlo.¡ah! Y no te olvides de lavarte muy bien la cabeza.
u-Si, mamá- respondió el niño.
Entonces entraba al baño y echaba a correr el agua de la ducha, mojando el piso y la toalla para que pareciera que se hubiera bañado.
Su papá, mientras tanto, tomaba el desayuno leyendo el periódico preferido.A veces escuchaba y otras no correr el agua de la ducha.Y cuando por la noche la mamá de Carlitos le preguntaba: -¡Se baño el niño, Juan? El papá hacia un movimiento de cabeza, pues estaba muy ocupado mirando las importantes noticias en la televisión.
Y la mamá se quedaba tranquila.
Otras veces era el papá quien, al salir a su trabajo en carnicerías, le decía:-Carlitos, báñate y acuérdate de lavarte muy bien la cabeza.
Su mamá, entre tanto, terminaba de arreglarse. A veces escuchaba- y otras no- correr el agua de la ducha. Y cuando por la noche el papá le preguntaba:-¿se baño el niño, Andrea?
La mamá le hacia un movimiento de cabeza pensando en ¡vaya a saber que problemas de su oficina! Entonces el papá se quedaba tranquilo. Y como nadie se aseguraba de que Carlitos se hubiera bañado verdaderamente,¿para que hacerlo? Así las cosas, cada día se iba acumulando más polvo sobre la cabeza; pelusas, piojos, basuritas y cualquier cosa que cayera sobre su rubio pelo enrulado ya no volvía a salir de allí nunca más.
En verdad, a Carlitos le pesaba un poco la cabeza, pero no era como para preocuparse.
Un día, sin embargo, las cosas comenzaron a complicarse, pues esa mañana, cuando abrió el agua de la ducha,algun
El polvo que había sobre su cabeza y los piojos empezaron a reproducirse en la cabeza de Carlitos. Por supuesto que ni la mamá ni el papá de Carlitos se dieron cuenta de aquello.Y menos de los piojillos que él tenia.Pero como su papá y su mamá estaban demasiados ocupados en sus trabajos no se enteraron de lo que estaba pasando sobre la cabeza de su hijo.
Hasta que una noche, en medio de la oscuridad, se oyó-¡auch!
La mamá de Carlitos despertó.
-¡Juan!¡Juan! Escucha…
-¿Qué pasa, mujer?-oigo ruidos extraños en la casa….¿Porque no vas a ver lo que sucede?
-¡Bah! No es nada. Yo no oigo nada.
-Estas soñando, Andrea. Vuélvete a dormirte mejor.
Pero en ese momento se oyó un…
¡Auch!
-¿Oíste?
as gotas mojaron
El polvo que había sobre su cabeza y los piojos empezaron a reproducirse en la cabeza de Carlitos. Por supuesto que ni la mamá ni el papá de Carlitos se dieron cuenta de aquello.Y menos de los piojillos que él tenia.Pero como su papá y su mamá estaban demasiados ocupados en sus trabajos no se enteraron de lo que estaba pasando sobre la cabeza de su hijo.
Hasta que una noche, en medio de la oscuridad, se oyó-¡auch!
La mamá de Carlitos despertó.
-¡Juan!¡Juan! Escucha…
-¿Qué pasa, mujer?-oigo ruidos extraños en la casa….¿Porque no vas a ver lo que sucede?
-¡Bah! No es nada. Yo no oigo nada.
-Estas soñando, Andrea. Vuélvete a dormirte mejor.
Pero en ese momento se oyó un…
¡Auch!
-¿Oíste?
-Pero esto es espantoso- se alarmo Juan, que casi por primera vez veía realmente al niño-.¿Como es que nadie se dio cuenta de esto a tiempo?
-Un doctor.¡Hay que llamar a un doctor de inmediato!
Y llamaron a un medico, este después de comprobar que Carlitos gozaba de excelente salud, se retiró diciendo:
-Lo siento, pero la única solución es que Carlitos se dé un buen baño y le corten su cabello y que ustedes se preocupen más por su hijo.
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